A menos que colaboremos en lo relativo a lo que vemos y
lo que demuestran nuestras investigaciones, estamos poniendo en bandeja
a los ciberdelincuentes aquello de 'divide y vencerás'.
Se podría llegar a la corrección de los incidentes cibernéticos
más rápidamente si las empresas, el gobierno y los sectores de las TIC y
la seguridad compartiesen la información de manera más abierta y
proactiva. El primer paso es supervisar todas las redes o, por lo menos,
los puntos de exposición pública de los ciberdelincuentes de hoy en
día.
Internet proporciona enormes ventajas a muchas economías. Sin
embargo, al tiempo que impulsa la innovación y la productividad
económica, también abre las puertas a nuevas amenazas. Por lo tanto,
tenemos que ser capaces de controlarlas para poder aprovechar plenamente
las ventajas. Ya no podemos permitirnos el lujo de optar por un enfoque
de la seguridad fragmentado: es el momento de presentar un frente
unido.
El crimen online es una industria establecida, extremadamente bien
financiada y de dimensiones gigantescas. Los delincuentes están más
centrados y organizados que nosotros, dedican meses e incluso años a
obtener datos e información, y sus esfuerzos normalmente culminan en una
explosión de actividad criminal dirigida que se desarrolla en un corto
período de tiempo. A modo de ilustración, cita el caso de un ataque
reciente a un grupo de 30 bancos a través del cual se consumó el robo de
entre 300 y 1000 millones de dólares.
Los ciberdelincuentes habían acechado las redes de los bancos durante
más de un año y habían obtenido un conocimiento profundo de los
procesos y los sistemas. Como resultado, el ataque se ejecutó muy
rápidamente y fue casi imposible de detectar. Los atacantes de hoy en
día actúan con extremado sigilo y paciencia y cuentan con una cantidad
de recursos sin precedentes. La recompensa que obtienen al ceñirse a
este modus operandi es significativa. Un ladrón de bancos tradicional,
de los que llevan una máscara y empuñan un arma, no se embolsaría más
que una pequeña parte de lo que consiguen hoy en día los
ciberdelincuentes.
En el discurso que pronunció en el Debate sobre el Estado de la
Nación el pasado enero, el presidente Obama instó al Congreso a aprobar
una amplia legislación para reforzar la seguridad cibernética en el
gobierno y la industria privada estadounidenses, con el objetivo de
contrarrestar la creciente amenaza de este tipo de infracciones
informáticas sofisticadas.
La declaración pública del presidente Obama,
en el sentido que las medidas actuales son insuficientes y su promesa de
destinar varios miles de millones de dólares a la mejora de la
seguridad en Internet indican que hemos llegado a un punto de inflexión.
“Es una llamada al cambio de la que no se puede hacer caso omiso.”
Simon Blanco, LOB Manager de Networking y Seguridad señala que en los
últimos años se han implementado una serie de medidas para frenar esta
ola de crimen online. Se han creado en todo el mundo equipos de
respuesta a emergencias informáticas (CERT, del inglés Computer
Emergency Response Team), copatrocinados por los gobiernos, los círculos
académicos y el sector de la seguridad, para ayudar a las
organizaciones y a los individuos a responder ante las emergencias de
crimen online. Los organismos de seguridad pública juegan un papel
activo en la “vigilancia” de Internet para proteger a las empresas y al
gobierno. En las áreas de infraestructuras vitales, como las de los
suministros eléctricos, de gas y de agua, los gobiernos han puesto en
marcha auditorías y controles de seguridad obligatorios financiados.
Desde que el presidente Obama hiciese sus declaraciones, ha habido
mucho debate sobre cómo las partes implicadas en el sector de la
seguridad de las TIC pueden y deben desempeñar un papel en el avance de
la guerra contra el crimen online. Hay quien piensa que los proveedores
del sector tienen que ser más abiertos a la hora compartir sus datos, en
lugar de tratar de convertirlos en oportunidades de venta. Si bien el
sector ha establecido sus propios foros de debate, generalmente se
centran en el intercambio de información sobre tipos específicos de
datos, como el malware, y por lo tanto no son muy eficaces a la hora de
crear un conjunto de datos unificado. Además, muchos proveedores no
“limpian” los datos que comparten, lo que les resta utilidad.
Quizá el mayor defecto es que las personas que analizan los datos lo
hacen desde un punto de vista técnico, en lugar de adoptar un enfoque
político, social y técnico integrado”, añade Blanco.
Así pues, ¿cuáles son los siguientes pasos?
Rich Boyer, Arquitecto Jefe de Seguridad del NTT Innovation Institute
Inc., cree que el sector necesita obtener una visión más clara con
respecto a quiénes lanzan estos ataques y cómo lo hacen. “Tenemos que
ser capaces de identificar la naturaleza del ataque, de dónde viene,
dónde y cuándo tuvo lugar, qué movimientos ha realizado desde ese punto y
qué es exactamente lo que querían los atacantes.”
La velocidad a la que se mueven los atacantes es otro reto
importante. Los sofisticados ciberdelincuentes de hoy en día se mueven
en las sombras, lanzan sus ataques rápidamente y, a continuación,
desaparecen con la misma rapidez para reaparecer en otro lugar semanas o
meses después. Boyer opina que el primer paso es supervisar todas las
redes o, por lo menos, sus puntos de exposición pública.
“Tenemos que recopilar las detecciones de amenazas en un foro público
que se actualice continuamente: esta es la única manera de llegar a ser
más rápidos que los atacantes. Una vez esto sea una realidad, tendremos
que controlar las conexiones a esos puntos de origen para rastrear a
los atacantes hasta su guarida. Y, lo que es más importante, debemos
contar con mecanismos (técnicos o legales) para evitar que los
ciberdelincuentes reanuden sus actividades en otra parte. En este
momento, nada de esto existe, por lo que los atacantes tienen total
libertad para explotar los puntos débiles,” asegura Boyer.
Internet es un ‘oído’ colectivo: un grupo de multitud de redes
individuales. A menos que colaboremos entre estas redes individuales
sobre lo que vemos y lo que demuestran nuestras investigaciones, estamos
poniendo en bandeja a los ciberdelincuentes aquello de “divide y
vencerás”. Y, aunque todavía queda mucho camino por recorrer por parte
de los gobiernos, el sector y las empresas, ya se han hecho valiosos
avances en lo que a la inteligencia de amenazas se refiere. Una cosa es
hacer una llamada a la acción, y otra muy diferente es realmente
emprender acciones.
Vía DiarioTI.com
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